martes, 14 de mayo de 2013

Como tus estados de ánimo afectan tu peso



Algunos estados de ánimo pueden dar una sensación de ansiedad por la comida y esto puede ocasionar que comas en exceso. Para mucha gente, la comida es una manera de lidiar con sus estados de ánimo negativo y también positivo. Emociones como el estrés, la ira, la ansiedad, el aburrimiento, la tristeza e incluso la soledad pueden llevarte a comer en exceso.
La conexión entre el humor y la comida lleva a estos "comedores emocionales" a hacer elecciones poco saludables en épocas de problemas. Comidas almidonadas, frituras, dulces de todo tipo, comidas saladas y grasosas parecen proveerles confort, pero en general son soluciones muy a corto plazo.
Esto, en cambio, lleva a una ganancia de peso e incluso más emociones negativas. Y puede convertirse en un círculo vicioso de nunca acabar a menos que, si eres de esas personas, hagas algo al respecto inmediatamente.
Entender las razones que ocasionan que comas puede ayudarte a evitar estos ataques. Estos son algunos consejos para evitar las consecuencias poco sanas de los "comedores emocionales".
- Aprende a reconocer si tu hambre es real. Pregúntate si realmente tienes hambre o estás por comer emocionalmente.
- Registra lo que comes durante los próximos días, haciendo notas de cuanto comes y en qué momentos comes o en que situaciones lo haces en un diario. Identifica cual es tu estado de ánimo en esos momentos. Ya que reconozcas los aspectos negativos que hacen que comas, volverás a tomar control de la situación.
- Si sientes que necesitas comer debido a tu estado anímico, camina, toma un vaso de agua, ponte a ver una película, o llama a algún amigo para poner en tu mente otra cosa. Esto te dará una segunda oportunidad para sobrellevar los sentimientos de ansias por la comida.
- No tengas en tu casa comidas grasas, dulces o cualquier comida 'confortable'. En cambio, planifica tener a mano colaciones saludables como fruta fresca, verduras picadas o queso descremado. Cuando comes alimentos saludables la saciedad dura más tiempo y evitas la necesidad de comer de una manera emocional.
Al identificar la relación que tienen tus emociones y el hambre, no sólo tendrás más éxito en la pérdida de grasas, sino que estarás más en control de ti mismo.

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