Cuando
empezamos la aventura de hacer una dieta para perder o ganar peso, la bascula,
hasta entonces nuestra enemiga número uno, se convierte simplemente en nuestra
compañera de todas las horas; es difícil resistir la tentación de pasar por
ella sin comprobar el peso corporal.
El
problema es que este hábito inocente, esta simple curiosidad, puede
convertirse en algo más serio, perjudicar los resultados de la dieta y aumentar
la ansiedad. Según una pesquisa realizada por la nutricionista Adriana Kachani, entre 125 personas con
o sin trastornos alimentares, las que estaban más insatisfechas con su cuerpo tienden
a pesarse con más frecuencia.
Si el
resultado no es el esperado entre los números de la báscula, la persona puede
acabar desanimando con la dieta, creyendo que sus esfuerzos son en vano.
Pesarse en exceso puede también llevar a
la depresión e incluso distorsión de la imagen corporal, uno
de las claves para abrir las puertas de problemas como bulimia o anorexia.
En estos casos, la báscula puede funcionar como una señal
verde para comer más o menos y en algunos casos, el acto de pesarse puede
buscar la aceptación de su propio cuerpo.
¿Cuál es la
frecuencia adecuada para pesarse? Lo ideal es pesarse semanalmente o a cada 15 días. Pésate
en la parte de la mañana, al despertarte, ya que en este momento el cuerpo aun
no ha sufrido alteraciones de peso, como retención de líquidos y comida.
Para que la comparación de tu peso sea correcta, elija
siempre el mismo día de la semana, la misma ropa y la misma báscula.
Para las mujeres: en los días previos a la menstruación
el cuerpo tiende a hincharse y la diferencia puede llegar hasta 2 kilos, no te
desesperes.
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